11.29.2010

Creo que podría pasar...

Cuando a la señora Mercedez le informaron que le quedaban 24 horas de vida se preocupó mucho pues habían demasiadas cosas que sentía que le faltaban hacer.

Después de pensarlo un rato, y con su familia afuera esperando escuchar que es lo que querría hacer en su último día en la tierra, la señora Mercedez hizo que todos pasaran y les comunicó su decisión:

"Me quedaré durmiendo, porqué así el más allá sea conocido como {el descanso eterno}, lo que más voy a extrañar, es poder echarme a dormir y saber que voy a soñar."

10.20.2010

nunca hay que olvidar

No es confianza ni fortaleza mirar frente a frente a los amigos a quienes injurias, sino desvergüenza, la más grave de las debilidades humanas. – Eurípides/Medea

10.19.2010

Cuando María admiró

María amaba a ese cantante desde el primer día en que lo había escuchado de casualidad cuando pasó por la oficina de su papá y lo escuchó escuchándolo.


Desde ese instante descubrió a que se refería la gente con “canciones profundas” por que cada conjunto de palabras que entraba por sus oídos al poner alguna de sus canciones, revoloteaba en su cabeza pero luego se le clavaban en el corazón.


María descubrió gracias a este señor lo que era admirar a alguien sin conocerlo, hasta ese entonces siempre que se burló de las “misses universo” siempre dijo que admiraba al Papa y a Vargas Llosa solo por compromiso… porque hasta la fecha solo sentía admiración por su mamá y su papá, pero ahora todo era tan diferente. Era la primera vez que le interesaba saber más de la vida de alguien que ni siquiera sabía que ella vivía.


Leyó todos los libros de su biografía y sus escritos, incluso el de los garabatos que hizo una tarde de primavera en un café de París después de que lo dejaran plantado.

Ella sabía que había sido importante para él, ella lo entendía como él la entendía a ella.


Por su interés desbordado por este personaje, sus familiares y amigos empezaron a identificarla con él: cada vez que salía en la tele le avisaban, cada navidad le llegaban muchos cd’s (originales) de él y cuando se corrió el rumor de que tal vez visitaría su país su teléfono fue de los primeros en enterarse.

Pero ella pensaba que era muy lejano aun, incluso le daba miedo verlo en vivo porque cada vez que se sentaba a ver el DVD de sus conciertos el corazón se le subía a la garganta y la comenzaba a ahogar con sentimientos que a veces preferimos esconder bajo la alfombra.


No llegaban mas noticias de su posible visita al país y durante el par de años que María lo conoció y re-conoció, había logrado que cada canción no la llevara sólo a lo que la canción tan perfectamente describía, si no que viajaba más allá, a algún momento de su vida, de lo más personal que podía existir, de lo más intimo que había vivido o que con toda su concentración, había imaginado que algún día viviría.


Entonces llegó el día, en primera plana “… AL FIN EN EL PAÍS”

Carajo

La única opción fue romper el chanchito, los chanchitos, a todos los animales de la granja pero la primera fila tenía que ser para ella y sus ilusiones.

Y compró la entrada el primer día y la miró cada hora para asegurarse de que no fuera un sueño… -me va a ver y va a notar mi admiración, de repente hasta le inspiro algo al artista-

Y se preparó emocionalmente para lo que sería la noche más desgarradoramente hermosa de su vida.


Parada ahí en la cola para poder llegar a su asiento el panorama empezó a cambiar para María al ver su pasión, tan de ella, tan única, compartida por las otras miles de personas que llenaban el estadio. Su corazón se arrugó y se sintió un poco tonta, luego se sentó y lo vio salir y una lágrima le bajó por el corazón por darse cuenta de que no la iba a mirar porque cada canción de él que ella adaptó a su vida, eran también parte del soundtrack de las historias de esas cientos de personas.


Y luego pasó, justo un rato después de que se desconectara del concierto para ordenar su cerebro que había sido atacado por estas ideas que lo cacheteaban preguntándole porqué no les había advertido de que su particularidad de compartiría esa noche, pasó que se detuvo a mirarlo solo a él, como si por arte de magia todos hubieran desaparecido.

Lo vió tan humano que no supo que pensar. Lo vió tan pequeño, tan él, tan ella, tan todos.


Lo miró dándole la mano a sus músicos y luego se vio dándole la mano a su enamorado, lo vio riendo y luego se encontró riendo ella de lo que estaba pasándole. Lo vió cansado porque ya iba más de una hora cantando y se acordó de que ella tampoco había dormido muy bien la noche anterior y su cuerpo la traicionaba. Lo vio sintiendo y sintió entonces que ya no era un “dios”.


“ÉL ESTABA EN EL MUNDO, LO ANALIZABA, LO SUFRIA Y DISFRUTABA, Y ESCRIBIA DE ÉL, Y YO, PRESA FORTUITA DE SU DISCURSO, CAÍ HECHIZADA POR EL MODO EN QUE LO HACÍA”*

Desde ese concierto lo vio con otros ojos y lo admiró aún más por poder hacerla sentir, siendo tan parecido a ella, todo lo que podía hacerla sentir; por poderla hacerla soñar, siendo tan solo un humano, como si ella tampoco lo fuera y los límites no existieran; por poder hacerla creer en algo tan grande siendo tan pequeño y sobre todo, por poder hacérselo sentir no solo a ella, sino a tantos miles de personas, y lograr de que se sientan únicos.

*J. Menéndez Flores: Sabina en carne viva.

9.30.2010

Indigestión de problemas

Se estaba comiendo los problemas sin pensar que algún día serían demasiados.
Ya ni podía dormir en las noches, la indigestión que le daban hacía que su cabeza no pudiera parar de pensar.

Se estaba volviendo loco

ya no podía ni moverse


Entonces un día se sentó a pensar... ya no podía meterse ni un problema más al cuerpo, quería vivir tranquila pero, ¿qué haría si alguien le pedía algo que lo pudiera acercar a algún problema? ¿Qué pasaba si alguien se metía con él? ¿Qué haría? ¿Se alejaría? ¿Se volvería un cobarde?

No llegó a contestar las preguntas que surgieron por que en el momento en que llegaron a él, exploto.

Como dije antes, ya no entraba ni un problema más en él.

9.19.2010

Como un cuento para niños para grandes.


Ella ya no tenía tanto miedo del cuco que vivía debajo de su cama y que hacía que aun a los 20 años le de miedo la oscuridad y se sintió feliz por eso. Pero al poco tiempo de poder caminar por la casa sin prender ninguna luz ni despertarlo para que la acompañe al baño, apareció un nuevo monstruo que le sacudió el piso.

Era el más grande, inoportuno y feo que había visto en millones de años, aun así no se hubiera fijado en este terrible ser de no ser por que este cuco quería ser visto.

Ella trató de ignorarlo varias veces, no solo por que creía que no valía la pena prestarle atención, si no por que temía que la creyeran loca si decía que este cuco se la tenía entre ceja y ceja. No se lo dijo a nadie, ni siquiera a él, por que en el fondo rogaba que se diera cuenta solito y le ofreciera, no solo acompañarla en la noche cuando todo ya estaba apagado para que fuera al baño, si no espantar al feo monstruo que la hacía temblar cada vez que daba un paso.

Pero como debieron suponer y por el tipo de historia que es esta, él no hizo nada… a veces saludaba al monstruo para evitar molestarlo, a ver si ya no fastidiaba más, pero esas cosas solo funcionan en los cuentos que las mamás preocupadas le cuentan a sus hijos para que no peleen en el colegio.

Sea como fuere, el nuevo gran cuco seguía ahí y ella ya se estaba empezando a cansar: ya no podía salir de su cuarto en las noches, cuando escuchaba cualquier ruido se tapaba con las sabanas y hasta empezó a volver a temerle a viejos cucos que la habían atormentado en el pasado.

Decidió hacer algo entonces cuando notó que este cuco se iba en serio contra ella, cuando se dio cuenta que estaba perjudicando su tranquilidad, su cantidad de sonrisas en un día, sus pensamientos día y noche… y sobre todo su relación con él, por que ahora se sentía mas sola que nunca en el mundo, y todos saben que eso no es bueno, por que le daba al monstruo lo que el monstruo quería, y este solo se alimentaba de su desgracia.

Decidió observarlo, lo conoció un poco más, le sonrió algunas veces pero siempre manteniendo su distancia, siempre examinándolo. Entonces empezó a descubrir que este cuco no era tan grande como quería parecer. Es mas, cuando lo miro directo a los ojos este no pudo aguantar ni un minuto y muerto de miedo movió la cabeza, pero ella pudo ver que estaba vacío completamente y que lo único que había era fuego que ardía dentro. Ese día fue clave para la historia, el cuco se debilitó al ver que era más difícil intimidarla ahora que ella lo conocía más.

Se achico mucho ese día, también perdió fuerza.

Las cosas iban mejor para ella desde entonces y le era un poquito más fácil espantar a los cucos antiguos que querían perturbarla. Pero faltaba algo, él.

Él, que siempre estaba a su lado y que paseaba por la oscuridad más tranquilo que ella, ya sabía de la historia por que una noche de desesperación ella se la contó. Resultaba que él había visto a este cuco ya muchas veces antes y lo conocía, pero nunca se le ocurrió que llegaría a hacer todo lo que había hecho, para ser sinceros, él, hasta ese día, no sabía o no quería saber que esa persona era un cuco para otra, y sobre todo para otra tan importante para él.


Hablando de él les contaré que cuando se enteró de todo no supo que hacer. A veces seguía sonriéndole al cuco e invitándole galletitas, galletitas y conversaciones que lo hacían crecer, por que este cuco crecía cada vez que veía la mirada triste de ella viéndolo a él no hacer nada. Algunas otras veces intentó ignorar al monstruo pero este buscó la forma de hacerse notar y de asustarla cada vez que pudo y luego voltear a sonreírle al resto.

- ¡EL CUCO TE QUIERE PARA ÉL! - Le gritó finalmente ella a él un día en el que las fuerzas se le habían acabado de tanto temblar de miedo. – Y yo no puedo ver esto… te quiero demasiado para ver como ignoras ese fuego que me está quemando. - Después de decir esto se le cayó una lagrima y caminó hasta la puerta – si el cuco te quiere a ti y me atormenta a mi lo mejor va a ser que nos alejemos, así ya nadie vivirá con miedo – luego se fue.

En la noche de ese día él durmió solo abrazando el espacio lleno de miedo que ella había dejado. No podía dormir, se tapó con sus sábanas y tembló como no lo hacía desde chiquito cuando pensó que había un cuco debajo de su cama. Tenía miedo pero no del cuco.

Tenía miedo de estar sin ella.

Se paró corriendo de un salto de la cama y salió de su casa aun en pantuflas y gritando su nombre. Corrió por todas las calles desiertas, esperó ver al cuco por ahí pero este ya estaba por otra parte, se había ido pensando que ya había logrado su cometido.

Llegó entonces él a la casa de ella y tocó la puerta tan fuerte que la despertó. El ruido la tenía aterrada, miro a su costado buscándolo pero luego recordó que ahora estaba sola… -debe ser ese cuco otra vez, ahora que quiere conmigo – cogió un palo de escoba y bajó las escaleras decidida – ya me ha quitado lo más importante que tenía en mi vida, ya no me puede hacer nada peor.

Tomo aire y abrió la puerta de golpe pero lo que vio no fue un monstruo, era él.

Los dos se quedaron paralizados por unos segundos sin saber que decir, luego el habló – si me permites – cogió su mano – quiero caminar contigo de la mano de hoy en adelante para que nunca más respires con miedo. Ya no hay más cucos a quienes temerle, ya no nos va a fastidiar ese monstruo nunca más por que ahora ninguno está solo.

Sabía que sus palabras eran ciertas y todos los miedos desaparecieron al apretar su mano, confiaba en él, confiaba en que la cuidaría y que no volvería a hacer nada para hacerla sufrir, confiaba en que se enfrentaría al cuco si hacía falta y no caería en sus mentiras o en sus trucos para volverse más grande y volverla más pequeña, confiaba en que de ese día en adelante, ya no le tendría miedo a la oscuridad ni al cuco de abajo de su cama.



[a veces ese cuco vuelve e intenta crecer alimentándose de lo que hemos construido, pero sé, desde hoy, que tú no dejaras que me toque ni que te toque nunca más, por que esos cucos, no valen la pena.]

7.13.2010

Una imagen vale más que 989 palabras...

El cuento empieza con una plomera que vivía en un pueblo tan pero tan lejano que era chiquitito ;y con un gigante bonachon que criaba ovejas moradas.


El cuento acaba así, justo como lo vemos en la foto... triste realidad.